Revista de Prensa


Un deporte en clara crisis en nuestra comunidad con una pérdida en 15 años de más del 30% de practicantes
Las 60.000 licencias expedidas la campaña anterior muestran la importancia de esta actividad cinegética
Santiago C. Pereiro · 21/10/2008

El domingo comenzó la temporada de caza en Galicia con carácter general y se prolongará, como es habitual, hasta el día de Reyes. Un deporte en crisis en nuestra comunidad con una pérdida en 15 años de más del 30% de practicantes.

Documentos oficiales, cotos, escopetas, munición, perros, desplazamientos y demás utensilios que rodean al cazador convierten esta práctica en un caro vicio que muchas veces no está recompensado con la realidad cinegética de nuestra región, especialmente en caza menor. De ahí esta disminución de cazadores en nuestra autonomía en claro beneficio de las comunidades castellanas.

A pesar de todo, las 60.000 licencias expedidas la campaña anterior dan buena muestra de la importancia de esta milenaria actividad venatoria y de lo mucho que deberían hacer organismos oficiales. Sin embargo, los problemas siguen siendo los mismos año tras año con poca respuesta por parte de los estamentos implicados en su gestión y así nos va, aunque hay que reconocer que los cambios en los montes en los últimos tiempos, con mucho arbolado y gran extensión de vegetación, poco ayudan para el fomento de la caza menor, pero algo se podrá hacer, ¿no?

La pérdida de monte bajo por el abandono del campo, las mortales enfermedades que aquejan al conejo, especialmente la neumonía homorrágica vírica (la incidencia de la mixomatosis parece menor) y la falta de sembrados para las perdices están provocando una disminución alarmante de estas especies, objetivo prioritario de muchos aficionados y santo y seña de este deporte. Por el contrario, se está notando un aumento importante de caza mayor. El jabalí campa a sus anchas en los extensos tojales y los corzos incrementan su población. Este desequilibrio entre una modalidad y otra está provocando un cambio de la escopeta al rifle.

El caballo de batalla son las especies menudas, y todo lo que se relaciona con su hábitat sigue generando polémica. Está demostrado que en las zonas arrasadas por incendios la práctica cinegénica acelera la regeneración, por lo que en el caso de las 90.000 hectáreas quemadas en Galicia en 2006, en las que en pura teoría no se podría cazar durante tres años, esta prohibición más parece un castigo sin sentido, cuando los cazadores son los menos interesados en que arda el monte, que una medida necesaria para la protección de la fauna. Y tampoco se resuelve la necesidad solidaria de que los Tecores acojan a cazadores urbanos que no tienen terrenos donde cazar. Destacar la iniciativa de la Federación Gallega de Caza mediando ante los titulares de cotos para que cedan permisos a estos desfavorecidos aficionados.

Por si fuera poco lío, también se suman a la polémica las denuncias ecologistas, cada vez más intensas. Declaraciones poco afortunadas al generalizar con un colectivo de miles de personas, donde la inmensa mayoría es respetuosa con la normativa y con el medioambiente.

La práctica cinegética no es coger una escopeta, los perros, salir al monte y disparar a todo lo que se mueva, exige una ética y un comportamiento adecuado con el medioambiente y las especies, donde se deberán utilizar únicamente las artes permitidas respetando las especies protegidas y sus hábitats. Para ello, resulta imprescindible identificar siempre las piezas antes de apretar el gatillo para reconocer si son o no cazables y respetar al máximo la fauna no cinegética.

El cazador, con mayúsculas, tiene un código moral que persigue una caza honesta y comedida, nunca la exterminación, disfrutando de su entorno y del trabajo de los perros y donde lo menos importante debería ser la muerte del animal.

Pocas novedades en la normativa. Los días en los que se permite el ejercicio de la caza siguen siendo los jueves, domingos y festivos de carácter estatal o autonómico. Quizás lo más novedoso, ya en vigor desde el año pasado, es el examen del cazador para obtener la primera licencia de caza. Sigue sorprendiendo el artículo que convierte automáticamente en refugios de fauna a los terrenos de régimen cinegético común que no superen las 500 hectáreas continuas, ¿dónde están entonces las zonas libres?

Problemas con las licencias
Al igual que con las licencias de pesca, las licencias de caza generaron muchos problemas a los aficionados que veían como se acercaba el primer día de caza y se desesperaban, ya que en las entidades bancarias no pueden hacerles este documento imprescindible para cazar debido a un fallo técnico jurídico. Por ello, la Dirección General de Conservación de la Naturaleza publicó en el Diario Oficial de Galicia una resolución de carácter urgente que posibilita de forma provisional el ejercicio de la actividad cinegética portando una licencia de años anteriores junto con el justificante bancario que acredite tener abonada la nueva licencia.

Levantan la prohibición un año antes en el Tecor de Padrón

Los socios de la Asociación de Caza y Pesca de Padrón pudieron estrenarse este año de nuevo en sus cotos, tras la suspensión de actividad hace dos años cuando los incendios arrasaron cuatro de los cinco montes del municipio padronés.

El presidente de la entidad, Ernesto Castro, recalcó que con fecha 13 de octubre, la Dirección Xeral de Medio Ambiente acordó resolver el levantamiento de la prohibición de caza en el Tecor de Padrón, excepto en las zonas de alto de Meda, alto de Castro Valente, Bandín, Condes y Mondos (que seguirán vedadas esta temporada).

Los cazadores se estrenaron así un año antes de lo estipulado por ley, pero con algunas restricciones. A lo largo de estos dos últimos años, la sociedad realizó siembras. Esto, unido al buen tiempo, ayudó a la recuperación del monte y a la resolución de Medio Ambiente.

Pesimismo de los cazadores en la ansiada jornada del estreno

El exceso de cazadores y la falta de piezas confirman la tendencia de los últimos años: la temporada cinegética en Galicia está de capa caída. Los aficionados reconocían la existencia de conejos, tras las últimas repoblaciones, pero los calificaban de pequeños, y, sobre todo, se lamentaban de la gran cantidad de escopetas y perros que el pasado domingo se dieron cita en los montes de la comunidad. El buen tiempo hizo que muchos aficionados salieran a la búsqueda de piezas. Hubo capturas de conejos y liebres aunque del resto de especies, sobre todo perdices, apenas hubo rastro. “Perdices hay muy pocas, conejos hay muchos, pero con tantos perros y cazadores es muy difícil poder disfrutar de la jornada”, comentaba uno de los protagonistas.

Hay que añadir la mala repoblación, ya que “en algunos Tecores, muy concretos, la suelta de especies ha sido buena, pero en la mayoría de ellos escaseaban tanto los conejos, como, sobre todo, las perdices; o se habían repoblado demasiado tarde”, explicaban algunos cazadores de la zona de Santiago, que coincidían en su afirmación con los de Trazo, Vedra o Boqueixón. Esto ayuda a que muchos aficionados busquen en otros lares, Castilla, lo que no encuentran en Galicia.