Revista de Prensa


José Pérez Camba, vecino de Trabanca Sardiñeira, acusa a la Comunidad de Montes del lugar de cerrar el monte a los habitantes de la zona para tener un recinto en el que ubicar los caballos. Asimismo, asegura que la junta gestora “só pensa nela e en lucrarse” y pide a los vecinos que abran los ojos.
Teresa Miñán · 8/11/2008

Las protestas del vecino de Trabanca Sardiñeira y socio de la agrupación de caza Karsita, José Pérez Camba, tienen origen en la imposibilidad de entrar al monte para practicar la caza “porque atopeino pechado e con cabalos dentro”.

Así es como define este habitante del lugar la situación que está viviendo. Según él, “a xunta xestora pechou o monte os veciños, comuneiros e cazadores que estamos a pagar a sociedade de caza (60 euros), licencia (24 euros) e seguro (18 euros) e ó chegar ó monte non podemos entrar por estar todo pechado”.

Este vecino asegura que también se llevó una gran sorpresa cuando “en vez de atopar coellos, atopei cabalos”.

Por otra parte, José Pérez Camba afirma que al final del campo de fútbol, donde siempre había conejos, “agora hai unha morea de asfalto que está a contaminar o monte e as augas e había un particular cargando para o seu uso propio”.

De este modo, este vecino acusa a la junta gestora de pensar sólo en ella y de “lucrarse do monte” y asegura que “cando eles insisten tanto é que o monte dá beneficios”, por lo que se muestra muy molesto.

José Pérez avisa a los vecinos de Trabanca Sardiñeira para que abran los ojos, “porque os tendes pechados”, y les asegura que “estanvos enganando, como tamén enganaron na nota de prensa que ninguén firma de Medio Rural. É mentira”.

Finalmente, concluye afirmando que “ninguén pode apropiarse do monte, que é de todos”, tal y como vienen denunciando en las últimas semanas un grupo de vecinos del lugar.

Por su parte, la junta directiva de la Comunidad de Montes de Trabanca Sardiñeira asegura que en la zona de la que habla este vecino no se puede cazar debido a su proximidad con las casas.

De este modo, esté o no cerrado el monte del lugar, los vecinos no podrían realizar allí esta actividad porque no hay más de cincuenta metros entre las viviendas que existen en la zona y el lugar del que habla José Pérez en su protesta.