Revista de Prensa


El Servizo de Protección da Natureza (Seprona) de la Guardia Civil detectó en los últimos diez años un total de 130 casos de animales muertos tras la ingesta de cebos envenenados, relacionados con el intento de dañar o impedir la caza en una zona determinada.
· 17/4/2009

A la vista de los datos del Rexistro de Intoxicación de Fauna de Galicia, la Fiscalía Superior de Galicia no considera "numericamente alarmante" el empleo de estas trampas en la comunidad. Con todo, el Seprona apuesta por fomentar una mayor concienciación social y por imponer sanciones "contundentes" a las sociedades gestoras de los tecores, como la prohibición temporal de la caza o la supresión de las ayudas públicas.

Según el estudio encargado en octubre a la unidad de la Benemérita por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), los concellos que registraron el mayor número de estos ataques fueron Mazaricos, con nueve casos investigados y Marín y Noia, con cinco envenenamientos, respectivamente.

En el caso concreto de Mazaricos, las autoridades relacionaron la colocación de estos cebos con el envenenamiento de perros entre cazadores de sociedades limítrofes "enfrontadas", que deciden recurrir a estas tácticas "coa intención de causar danos e impedir a actividade cinexética" en una zona determinada.

En los últimos cinco años, el informe del Seprona cifra en 55 las intervenciones de los agentes en toda Galicia, 24 de ellas en la provincia de Pontevedra, 18 en la de Ourense y 13 en A Coruña, mientras que ninguna fue denunciada en Lugo. La Guardia Civil destaca que el caso lucense llama la atención, debido a que los Servizos de Conservación da Natureza sí registraron casos en esta provincia en ese periodo, "unha discordancia que indica un baleiro comunicativo entre, alomentos, as dúas institucións".

En el conjunto del Estado, 2006 fue el año en el que se registró el mayor número de casos, un total de 11, con 321 cebos localizados. En Galicia, el Seprona registró seis denuncias, localizando un total de once cebos, lo que supone un 5% del total del Estado.

Venenos desconocidos

En su estudio, el Seprona sugiere la necesidad de un protocolo interinstitucional y un seguimiento "máis documentado" de este problema, ya que considera "sorprendente" el elevado número de casos en los que se desconoce el tipo de veneno empleado en los cebos.

Pese a esta traba, los registros atestiguan que la sustancia más utilizada es la estricnina, un tóxico prohibido desde hace años en España que, en la mayor parte de los casos denunciados, provenía de Portugal.

Por lo que respecta a los terrenos en los que se encontraron cebos envenenados o animales muertos, la mayor parte fueron tecores, lo que relaciona la autoría con el ejercicio de la caza. Entre las motivaciones más probables estaría la intención de preservar las especies de interés cinegético de la acción de los depredadores.

Conciencia social

El Seprona también constata la necesidad de "aumentar a concienciación social" sobre los efectos a medio y largo plazo de esta actividad ilegal. Una falta de interés que se refleja en que la mayor parte de las denuncias se realizan por daños a particulares, al aparecer un perro envenenado "e non un animal salvaxe".

Entre las soluciones propuestas por el Seprona figuran la redacción de un protocolo integral de prevención e investigación del problema, así como la adopción de medidas "máis contundentes" en los tecores en los que se detecten estas prácticas, como la prohibición de la caza durante un periodo determinado o la supresión de las ayudas públicas.