Revista de Prensa


El Parque municipal de Carballiño está sufriendo en los últimos días una invasión de jabalíes, que con sus hocicos levantan el césped de los jardines centrales de este paraje natural. Los animales salvajes acuden de noche ante la amplia cosecha de bellotas, cas tañas y nueces que produjeron este año los árboles allí plantados, algunos de ellos con medio siglo de antigüedad. El alcalde, Carlos Montes, aseguró desconocer esta situación pero se comprometió ‘a estudiar medidas para evitar males maiores’.
X.A. Reboiro · 27/10/2009

La variedad de fauna del Parque municipal de Carballiño se ha visto incrementada en los últimos días. A las aves, ranas y ardillas que pueblan el paraje desde hace varios años se ha unido un grupo de animales salvajes que están sembrando el caos a su paso. Ahora son jabalíes los que dejan su inconfundible huella en los terrenos ajardinados, levantando con sus hocicos el césped en varias zonas, como es el caso de la explanada que rodea la estatua erigida en memoria de los Hermanos Prieto, fundadores del Asilo de ancianos desamparados.

Los destrozos causados por los ‘porcos bravos’, que siempre se desplazan de noche, fueron vistos por vecinos de la villa del Arenteiro que habitualmente realizan sus paseos matutinos por los senderos del parque. Incluso en alguna cafetería del casco urbano hubo comentarios irónicos sobre la necesidad de organizar una batida con cazadores profesionales, al amparo del restaurante ubicado en el propio paraje.

Preocupación

La situación ayer era totalmente desconocida por el alcalde de Carballiño, Carlos Montes, a pesar de que el Concello tiene adjudicada a una empresa el mantenimiento de los jardines del parque. ‘Non me comunicaron ningunha novidade, pero a verdade é que son preocupan tes os destrozos que os xabaríns poden causar ó patrimonio natual que posuimos’.

En este sentido, la alcaldía solicitará la elaboración de un informe sobre los daños registrados en los terrenos municipales, ‘co obxectivo de estudiar medidas tendentes a evitar males maiores’. Teniendo en cuenta que el vallado del parque es una utopía debido al gran perímetro que abarcan sus 32 hectáreas, la solución tendrá que pasar por intentar alejar a los jabalíes de la zona mediante algún método disuasorio o efectuar su captura.