Revista de Prensa


Un importante porcentaje de turistas suele ser fiel. También los no deseables. Los jabalíes han regresado por julio al asfalto guardés atraídos por su gastronomía.
M. Torres · 7/7/2011

En este caso la que ofertan sus campos de maíz y el olor que desprenden a estas alturas del año. Al menos, eso argumentan los más expertos en la materia que ven cada temporada como los cerdos salvajes acuden en grupo atraídos por el olor que desemprenden los campos de maíz. El malestar es patente entre la ciudadanía. Los riesgo son evidentes e incluso algún vecino ha optado por dejar de cultivar sus propiedades, cansados de que las disfruten los jabalíes.

El peligro para la circulación también es obvio. Ayer lo sufrieron en carne propia dos conductores que circulaban entorno a la una de la madrugada por la carretera de Camposancos. Una hembra de jabalí irrumpió a esa hora en la calzada y se cruzó en el camino de uno de los vehículos, cuyo conductor no pudo evitar el impacto. Los ocupantes del coche no sufrieron daños personales más allá del susto, aunque sí el vehículo. A consecuencia del golpe falleció la hembra, que iba acompañada de cuatro crías.

Otro vehículo se topó de frente con uno de los pequeños y tampoco pudo evitar el impacto. Cualquiera de los dos casos. Lo que pasó y lo que además pudo haber sido, ejemplifican los riesgos tantas veces denunciados. La irrupción de animales salvajes en los viales de la comarca es una antigua problemática pero nadie ha conseguido atajarla. La actuación principal la ejecutó el Concello de Oia, que consiguió atajar el alto número de siniestros colocando pasos canadienses. En el Alto de Couso son frecuentes los accidentes.