Revista de Prensa


Fueron abatidos un 20 % más de ejemplares, y los accidentes cayeron el 40 %
Jorge Casanova · 14/2/2012

En los últimos dos meses, el presidente de la Xunta y el conselleiro de Medio Ambiente sufrieron por separado sendos accidentes de tráfico al impactar sus coches oficiales contra robustos ejemplares de jabalí. Ambos políticos salieron ilesos, pero quienes viajaban dentro de los vehículos recuerdan el incidente todavía con mucho respeto. La relevancia de los accidentados proyectó de nuevo un fenómeno con víctimas que se cuentan por miles en todo el país y que, sin embargo, sufrió el año pasado un significativo descenso por vez primera desde que el jabalí instaló su imperio en Galicia.

El número de accidentes provocados por el porco bravo en las carreteras gallegas bajó de los 1.237 registrados en el 2010 por la DGT a los 719 contabilizados a finales de noviembre del año pasado. Una caída por encima del 40 % a falta de añadir los datos del último mes. La cifra coincide con el aumento de intensidad en la caza del animal, cuyas capturas crecieron el último año casi un 20 %. Más de 13.000 animales fueron abatidos por los cazadores gallegos en batidas permanentes durante una temporada ampliada en una significativa parte del país.

Rifles y escopetas se han convertido en la única alternativa a la explosión demográfica de una especie que hace 20 años era escasamente visible, pero que se ha ido convirtiendo en una preocupación permanente, de manera especial para quienes viven en el medio rural, tanto por su incidencia en el tráfico como por los daños que provocan en los cultivos agrícolas.

El aumento de la presión cinegética sobre el jabalí empieza a arrojar sus primeros resultados. Con todo, esa presión crecerá la próxima temporada con la apertura de zonas vedadas que hasta ahora eran santuarios para el ungulado y donde se podrán autorizar batidas, en función de la población y los daños.

En vías de alta capacidad

El descenso en el número de siniestros arroja sin embargo una tendencia preocupante: crece el número de impactos en vías de alta capacidad. No se libran siquiera autopistas y autovías, cuyos recintos están vallados y dotados con algunos pasos de animales. Sin embargo, el jabalí se ha mostrado muy capaz de encontrar sus propias zonas de paso en aquellas partes más vulnerables del vallado o accediendo a la vía publica directamente por la misma entrada que utilizan los vehículos.