Manuel Villanueva - Cazador de A Estrada

-¿Cuáles son sus inquietudes con respecto a la caza?

-Son principalmente dos. Uno es el control de alcoholemia entre los cazadores y otro tiene que ver con los intentos por aprobar que los niños de 16 o 17 años puedan ir a las batidas de caza mayor. En el primer caso por ejemplo, después de leer la ley al respecto, me di cuenta de que está incompleta. Es decir, la ley de caza dice que se pueden hacer los controles de alcoholemia pero sin aprobar la máquina con la que deben realizarse, ni que tasa mínima se puede dar ni las sanciones. Mientras no se tenga eso finalizado, la ley no se puede poner en práctica. Sabiendo eso opté por presentar una solicitud con mi reflexión ante el Valedor do Pobo. Me respondió con una carta que recibí en 2008. En ella se podía ver que no entendía muy bien lo que yo le quería decir así que me presenté allí para hablar cara a cara con ellos. De aquella reunión se desprendió que mi única alternativa era acudir al Parlamento Galego y presentar mi queja ante cada uno de los representantes. Allí presenté la documentación que he ido recogiendo a lo largo de estos años en soporte informático.

-¿Recibió algún tipo de respuesta?

-Sí, me contestaron el PSOE y el PP. Los populares me respondieron en una carta que iban a estudiar la cuestión para ver si se podía cambiar. El PSOE me contestó que iban a mirar detenidamente mis escritos pero que no podían hacer mucho más. También mandé una carta en su día al conselleiro de Medio Rural, Samuel Suárez Casado. Hasta la fecha no se nada en concreto. Me gustaría transmitir a la sociedad que puede haber alguien bajo los efectos del alcohol portando un arma. Todos somos conscientes de que una persona bajo los efectos del alcohol no puede conducir un coche pero sí que lo permitimos en este caso. Ya no es solo por los compañeros cazadores, que pueden ir acompañados de una persona borracha con una escopeta, sino también por personas que puedan estar haciendo senderismo, cogiendo setas o andando en bicicleta. Un cazador así es un peligro incluso para sí mismo.

-¿Cuándo dio comienzo esta cruzada?

-Vengo luchando desde el 2006. Mi primera queja la presenté ante el ministerio de Medio Ambiente en Madrid. Era cuando estaba la ministra Narbona y me contestaron con una carta en la que dicen que todo queda recogido en su fichero pero es competencia de la Xunta. También me puse en contacto con asociaciones ecologistas y, a través de internet, expliqué mis inquietudes y reflexiones sobre la caza con la creación de un blog. Ahora también hago artículos para Unitega.

-¿Logró algún avance?

-No avancé prácticamente nada. Lo único que logré es que, hasta la fecha, no me quitaron la razón. En todos los escritos que presenté siempre digo que son mis humildes reflexiones y que, si en algo estoy equivocado, que me lo hagan saber. Lo que veo es que, cuando una persona trata de defender los derechos de todos en contra de unos pocos, tratan de desprestigiarlo en vez de dar razonamientos.

-¿Hiere usted sensibilidades entre los cazadores con sus quejas?

-Si se pregunta a todos los cazadores que hay en el monte uno por uno me darán la razón. No son sin embargo capaces de ir a las asambleas de los tecores a defenderlo. No creo sin embargo que nadie quiera tener al lado a un cazador borracho. Lo mismo ocurre en el caso de que te comentaba de los niños. Jóvenes de 16 o 17 años no deberían ir al monte en medio de escopetas y rifles. Los niños tienen que acercarse a la caza pero pueden hacerlo en los periodos de adiestramientos, cuando no hay armas de por medio. Ahí es donde nace un cazador. Aprender a cazar no se trata solo de aprender a pegar tiros. Esa ley no se debería permitir.

-¿Considera que estas cuestiones influyen después a la hora de los accidentes?

-Claro que sí. Si se modifica la ley y una persona bajo los efectos del alcohol mata a otra ya no sería un accidente. Si saben que puede haber sanciones duras no beberían. Ahora solo se hacen controles si hay un accidente pero aun en ese caso no se le puede hacer nada, porque no están fijadas las tasas mínimas.

-¿Usted es cazador?

-Sí, por supuesto y sé que hay mucha gente que opina como yo pero no se atreven a decirlo, ni siquiera a apoyar a una persona que defiende estas ideas en una asamblea. Todo el mundo calla y habla después en la calle. La caza tiene un problema y mientras no lo reconozcamos no se solucionará.