Pese a vivir en un entorno rural, son muchos los niños que nunca han visto de cerca una perdiz o una codorniz. Ayer, los alumnos del colegio de Rodeiro tuvieron la oportunidad de soltar varios ejemplares de estos animales, dentro de una jornada de descubrimiento del mundo de la caza.
Si algún concello puede presumir de una profunda vinculación con el mundo de la caza, ese municipio es Rodeiro. Por eso, la Sociedade de Caza e Pesca, junto a la Federación Provincial de Caza, el departamento local de Medio Ambiente y el CPI organizaron una jornada de comunión con el medio natural para despedir el curso. Así que los en torno 180 alumnos del colegio abandonaron ayer las clases a media mañana para subir hasta la zona de A Areosa, donde suelen reunirse los cazadores tras las batidas de jabalíes, para conocer las instalaciones y de paso dejar allí su impronta. ¿Cómo? Pues plantando una decena de frutales, de cuyos cuidados para que crezcan se encargarán, a partir de ahora, los propios cazadores. Ayudados por sus profesores y por Protección Civil, los pequeños plantaron manzanos y otras especies que dentro de unos años darán sus frutos.
Pero se trataba, sobre todo, de acercarse al mundo de la caza y dejar de ver a los que practican este deporte como asesinos, en palabras del presidente de la Federación Provincial, Francisco Couselo. Este les explicó a los chavales, además, el papel tan relevante que desarrollan los perros a la hora de salir de caza. Los niños participaron también en una suelta de conejos, perdices y codornices, con las que los montes de Rodeiro ganarán en diversidad. La sociedad de caza realizará repoblaciones en semanas venideras, de cara a asegurar el volumen de caza menor para la próxima temporada.
Hubo, además, tiempo para que los niños conociesen cómo es la práctica de la caza de tiro con arco. Para ello contaron con las explicaciones de dos monitores. Visto el éxito y la gran aceptación de esta actividad, desde la Federación Provincial de Caza se estudia la posibilidad de realizar otra iniciativa similar para despedir el curso del año que viene. Quién sabe si de entre estos niños saldrá algún futuro cazador.
