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El diálogo venció al tiro y al veneno
Tras siete largos años de duros enfrentamientos que a punto estuvieron de acabar en tragedia, los aficionados a la caza de Arcos y Colúns sellaron la paz en el 2008.
| Xoán R. Alvite · 7/6/2009
Dice el refrán que más vale un mal acuerdo que un buen pleito. La sabia sentencia seguro que la comparten, a día de hoy, todos aquellos cazadores de Mazaricos que durante casi ocho años estuvieron enfrentados por el uso cinegético de los terrenos en los que, conjuntamente, venían disfrutando de su afición. Nadie podía imaginar en octubre del 2001 que la decisión de un grupo de aficionados de las parroquias de Arcos y Colúns de escindirse de la sociedad de caza y pesca El Halcón, la única existente hasta aquel momento en el término, y constituir una propia solicitando además la creación de un nuevo coto de caza en sus dominios, podría dar lugar a tantos conflictos.

Hubo de todo. Desde el envenenamiento de más de un centenar de perros, hasta tiros mortales a vacas y caballos que pastaban en las fincas, pasando por ruedas de coches y remolques rajadas intencionadamente e incluso enfrentamientos a puñetazos en el propio monte. Nunca antes en Galicia, territorio tradicionalmente apegado a los pleitos por asuntos territoriales, se había dado una circunstancia similar a la que se sufría cada jornada de caza en Mazaricos.

Origen del conflicto

Y es que la decisión de segregarse tomada por los setenta aficionados de Monte Ruña, que es como se dio en llamar la nueva sociedad, fue contestada de inmediato por los de El Halcón acordando su expulsión y retirándoles del cobro las autorizaciones para poder cazar en el territorio cinegético que tenía asignado la sociedad. Fue el detonante de una serie de acontecimientos de los que ya nadie quiere hablar pero que, en momentos puntuales, provocaron gran preocupación entre el vecindario por cuanto se temía pudiesen dar lugar a males todavía mayores. «É difícil que non che salte o xenio cando ves como diante de ti morren dous ou tres cans por comer un anaco de chourizo envelenado ou cando volves para o coche e ves as catro rodas pinchadas. Houbo momentos que temín que fose pasar algo realmente grave porque había xente que lle custaba manter a cabeza fría e estaba disposta a calquera cousa», comenta uno de los cazadores que sufrió directamente las consecuencias del conflicto y que prefiere mantenerse en el anonimato.

Lo cierto es que faltó más bien poco para que sucediese una auténtica tragedia a los pocos días de haberse abierto la temporada 2002-2003, cuando varios cazadores de ambas sociedades se encontraron en el paraje denominado Campo da Antela, en los montes de Arcos, y decidieron dirimir sus diferencias a golpes. Algunos de los presentes incluso aseguraron haber oído disparos, lo que añadía todavía más tensión y gravedad a lo sucedido, aunque también es cierto que otros testigos negaron tal circunstancia. En cualquier caso las cosas no fueron, afortunadamente, a más y el incidente se saldó, tiempo después, con un juicio de faltas y con la imposición de una sanción económica a los que fueron considerados culpables.

Conviene no olvidar que en todo este asunto el papel de la Administración fue crucial, pues si en un primer momento concedió a los socios escindidos el coto que tenían solicitado, pocas horas después revocó el acuerdo provocando la indignación de los afectados que no dudaron en recurrir a los tribunales por lo que consideraban una actuación ilegal de los responsables autonómicos de Medio Ambiente. Este contencioso, que fue desestimado en primera instancia, está todavía pendiente de resolverse en Madrid.

Durante los siete años largos que duró el contencioso por el intento de segregación de los deportistas de Arcos y Colúns, se fueron sucediendo los contactos entre ambos bandos con más bien poca fortuna. Ello pese a que en octubre del 2005 la directiva de El Halcón tomó la decisión de ofrecer la readmisión a los cazadores escindidos, medida que, sin embargo, no cosechó el éxito esperado. Hubo que esperar al 2008, coincidiendo con la renovación de la directiva de la sociedad inicial, para que se cerrase un acuerdo que semeja definitivo entre Monte Ruña y El Halcón. Tanto es así que durante la temporada la mayoría de los expulsados volvieron a cazar y todo apunta a que en la campaña de este año sucederá lo mismo.


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