Los hechos ocurrieron a media tarde, cuando ambos cazadores, integrantes de una cuadrilla habitual de unos quince miembros, se encontraban cazando corzos. Testigos presenciales apuntan que un disparo efectuado por F. G. contra un corzo se desvió y alcanzó a su padre en la cara. La bala le pasó rozando y le afectó a la nariz y a un ojo, pero su vida no corre peligro.

B. G. no perdió el conocimiento y conversó con sus compañeros de cacería hasta el momento en que fue trasladado en helicóptero hacia el hospital Xeral de Lugo. Las citadas fuentes afirman que se encontraba relativamente tranquilo dada la gravedad de sus heridas y que intentaba calmar a sus compañeros asegurando que no sentía dolor.

El suceso alertó a los vecinos del lugar y causó gran consternación entre los cazadores. "Estuve temblando toda la tarde, no sabíamos qué hacer", explica una vecina que se encontraba cerca del lugar en el momento del suceso.

Los efectivos de emergencias actuaron con rapidez y hasta el lugar se desplazó una ambulancia y un helicóptero del 112, además de efectivos de la Guardia Civil. Tras el traslado del herido, los agentes tomaron declaración a los miembros de la cuadrilla de cazadores, testigos del suceso.

Familia de cazadores
B.G. y F.G. pertenecen a una familia de cazadores de San Martín de Cañadas, en la parroquia de Mosteiro. El herido, de 82 años, es un cazador con mucha experiencia. Lleva gran parte de su vida cazando junto a otros miembros de su familia y este domingo disfrutaba con su hijo de esta afición compartida. El autor del disparo, por su parte, se mostraba, según testigos presenciales, muy afectado por el accidente.

Los compañeros de cacería no daban crédito a lo sucedido. "Siempre hay accidentes y parece que quedan muy lejos cuando los lees en los periódicos. Intentas tomar precauciones y tomas medidas de seguridad, pero siempre puede pasar algo y hoy pasó", comentaba este domingo uno de los cazadores.

En todo caso, los vecinos de Cervantes se congratulaban de que el disparo sólo rozase la cara de B.G. y no llegase a impactar directamente. "Las heridas de bala siempre son graves aunque el impacto no sea directo porque el roce quema, pero si llega a darle de lleno no lo cuenta", explicaba un testigo del suceso.

Otros accidentes
Todas las temporadas se produce algún accidente de caza, aunque los cazadores aseguran que extreman las precauciones en cada actuación. El de ayer no llegó a ser mortal, pero en Lugo se han registrado en los últimos años varios siniestros con graves consecuencias.

El último accidente de caza con resultado de muerte tuvo lugar el 13 de diciembre pasado, cuando Domingo Antonio Cabaleiro Vázquez, un vecino de Santa María de Bóveda (Lugo) de 55 años, perdió la vida al recibir un disparo de un compañero en el transcurso de una batida de jabalí que se realizaba en Carballido. El autor del disparo confundió a la víctima con un animal y le disparó en el cuello, provocándole heridas que le causaron la muerte.

En 2007, el 12 de octubre, se registró otra víctima de caza. En esta ocasión se trató de un vecino de Vilalba, Ramón Rodríguez Sanjurjo, de 61 años, que paseaba por una carretera con su esposa a un kilómetro de su domicilio cuando recibió un disparo efectuado por un vecino de Guitiriz que participaba en una cacería en las proximidades.

En diciembre de 2004, otro accidente de caza acabó con la vida de Rubén Rey Fernández, un joven lancarino de 18 años que fue abatido por el disparo accidental de un compañero de cacería en un coto de Veiga de Anzós.