El estado de abandono de estas protecciones es evidente en un tramo que discurre por el municipio pontevedrés de Portas. Un recorrido a pie por los kilómetros 113 y 114, a la altura del área de servicio, basta para comprobar lo fácil que lo tienen los animales e incluso las personas para colarse en la autopista. Una estrecha pista municipal separa los terrenos de la Sociedad de Caza de Portas de la AP-9. Los tramos de valla en peor estado son los pegados a la margen por la que circulan los vehículos que se dirigen a Santiago. Hay puntos donde la malla verde está totalmente tendida en el suelo y otros con importantes agujeros. Estas deficiencias conviven con otras, como desagües de un metro sin ningún tipo de protección por los que se podría acceder a la autopista. En las escaleras que dan acceso peatonal al área de servicio de Portas solo queda el marco de la cancilla.

«Desde os incendios do 2006, cando desbrozaron aquí, non se fixo nada. Ás veces son as propias máquinas as que rompen a malla, pero se houbera un seguimento isto non estaría así», denuncia Manuel Martínez Casal, presidente de los cazadores de Portas. El pasado miércoles un perro se coló en la AP-9 y provocó un accidente sin daños personales. «Calquera día pode ser un xabarín ou un raposo», subrayó.

Cerca de Santiago

Recorriendo varios tramos paralelos al trazado de la AP-9 entre Sigüeiro, en el municipio de Oroso, y Ordes, no se tarda demasiado en encontrar una valla de protección lo suficientemente deteriorada como para que se pueda colar por ella algún animal.

Después de caminar unos trescientos metros, en la zona de Baxoia, en el concello de Oroso, aparece uno de estos boquetes por el que, sin demasiado problema, se podría meter un jabalí y, por supuesto, un zorro, un perro grande...; de hecho, una persona cabe perfectamente. Se trata de un tramo de valla que separa una pista forestal del trazado de la AP-9, con un talud de unos veinte metros de altura desde la zona de monte hasta el asfalto por el que los coches circulan en dirección a Santiago.

Cruzando una pasarela peatonal que hay pocos metros después, el vallado cambia completamente, se ve recién instalado. Pero también hay problemas, comunes a todo el trazado: donde la tela metálica confluye con la barandilla de un puente, ya sea peatonal o para vehículos, un animal de tamaño medio podría meterse perfectamente no ya por el vallado, sino por entre los propios barrotes de la barandilla del puente. En este tramo de la AP-9 hay varias zonas donde se caza, por lo que una presa que huya podría, sin demasiada dificultad, acabar circulando por la AP-9 sin pagar peaje.

En el trayecto de comprobación realizado no se encontró ningún hueco lo suficientemente grande como para que se cuelen un caballo o una vaca.