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El ´outlet´ del armamento
Los aficionados a la caza son el público mayoritario entre los visitantes de la exposición que acoge esta semana la Comandancia de la Guardia Civil con vistas a la subasta que realizará el sábado, aunque también se dan cita allí coleccionistas, tiradores deportivos y responsables de armerías.
| José Manuel Gutiérrez · 23/3/2010
La apertura al público de la exposición de las armas que se subastarán el próximo sábado congregó ayer en la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña a un buen número de interesados en su adquisición. Los interesados en hacerse con alguna de las 619 piezas por las que este año podrá pujarse examinaron con detenimiento su estado con el fin de ajustar al máximo la oferta, para lo que no dudaron en recabar el auxilio de los agentes que les proporcionaban información sobre el procedimiento que deben seguir.

Una vez al año, las comandancias provinciales de la Guardia Civil exponen el contenido del departamento al que denominan Intervención de Armas, al que van a parar las que se incautan en los procedimientos judiciales, así como las que entregan los propietarios que deciden no renovar sus licencias o a los que se les han retirado por diferentes motivos. Una vez transcurridos doce meses desde su llegada a este depósito, la Guardia Civil las saca a subasta, para lo que permite que los posibles compradores las revisen. En esta ocasión, el número de piezas es menor que en otros años, en los que se han llegado a subastar un millar de armas.

"Es más frecuente de lo que quisiéramos", comentaba ayer uno de los oficiales que supervisa los trámites de la subasta acerca de las notificaciones que debe efectuar la Guardia Civil a los propietarios de armas que olvidan renovar sus licencias. Cuando sucede esto y el requerido no contesta, se comunica el hecho a la Subdelegación del Gobierno, que si ve indicios de delito se lo puede notificar a la Fiscalía para que proceda contra esa persona, aunque lo habitual es que se trate de olvidos o de fallecimientos de los propietarios de las armas, cuyos familiares las entregan a la Intervención cuando se les indica esta obligación.

En un país donde la afición a la caza está profusamente extendida, la gran mayoría de las armas que acaban en manos de la Guardia Civil son escopetas y rifles empleados en el deporte cinegético, por lo que en la muestra abierta ayer también eran este tipo de piezas las más abundantes. Pero además de ellas también figuraban armas cortas como revólveres y pistolas, en unos casos utilizadas por aficionados al tiro deportivo y en otros por empresas de seguridad o por personas que las poseyeron para garantizar su protección y que disponían de la correspondiente autorización.

Las armas procedentes de requisas por orden judicial son siempre una minoría en los depósitos de la Guardia Civil y cuando salen a subasta nunca se indica si fueron empleadas en la comisión de un determinado delito, con el fin de evitar la excitación del morbo entre los posibles compradores. Todas las piezas deben cumplir además la normativa legal, de forma que las que hubiesen sido modificadas, como una escopeta recortada, ya no llegarían a la puja.

"Es la primera vez que vengo", confesaba ayer José Manuel Vieites, vecino del municipio de Santa Comba, mientras comprobaba las escopetas que se exhiben en la cuartel de Lonzas.

Este cazador recibió el aviso de un amigo que le advirtió de que en estas subastas es posible encontrar alguna oportunidad a buen precio y no dudó en acercarse hasta A Coruña. "Una escopeta puede valer sobre 600 euros y el año pasado alguna se subastó aquí por sólo 20", comentaba Vieites para explicar su presencia en la Comandancia en busca de la ansiada ganga.

Este tipo de comprador es el más habitual en las operaciones que lleva a cabo la Intervención de Armas, puesto que el número de personas con licencia de armas cortas o el de tiradores deportivos es muy reducido.

Otro grupo de interesados en estas subastas son los coleccionistas, ya que en ocasiones se ofertan piezas muy curiosas, como la que se vio hace dos años en la Comandancia coruñesa, una pistola sin empuñadura con capacidad para sólo dos balas y que se guardaba en una funda de gafas. Naturalmente, un aficionado a las armas peculiares fue quien adquirió este singular objeto.

Pero incluso entre las escopetas de caza es posible encontrar auténticas joyas, ya que el año pasado una de ellas fue adjudicada por 10.000 euros, una cantidad considerable para el armamento deportivo. Las armerías también frecuentan estas subastas en busca de piezas en buen estado o que sea posible reparar, que adquieren de forma individual o en lotes. Las armas que tras el paso por dos subastas no consiguen ser vendidas se destinan al achatarramiento.


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