Un varón de mediana edad que vive y trabaja en el rural, sociable, sin antecedentes policiales, y que actúa en solitario, es el perfil del incendiario gallego. Lo asegura el estudio que encargó la Fiscalía Superior de Galicia, tras la dramática experiencia del verano de 2006, en el que cientos de fuegos arrasaron centenares de hectáreas de nuestra autonomía. "Servirá para estar vigilantes en la prevención", señaló el titular del ministerio público, Carlos Varela, en su presentación a los medios.
El fiscal superior comentó que los datos aportados por el documento servirán para ayudar a las fuerzas de seguridad y a los agentes forestales a "combatir a los incendiarios", y a "aportar pruebas para lograr condenas". En próximas horas, este estudio será remitido al presidente de la Xunta de Galicia.
El informe, primero en España al respecto -y segundo en el mundo tras una experiencia en Portugal-, consta de 155 páginas y fue redactado por el equipo de facultativos de la Unidad Técnica de la Policía Judicial de la Guardia Civil. Tras confeccionar un cuestionario de 52 preguntas (20 sobre detalles del incendio y 32 sobre el autor), se analizaron 138 fuegos de 2007 a 2009, y se entrevistaron a 207 autores de ese período, y otros de años precedentes que aún estaban cumpliendo la condena.
En este estudio se incide en un detalle importante, el 68,8% de los incendios son intencionados, a pesar de que sólo el 25,4% se consideran imprudencias y el 23,9% se originan en prácticas tradicionales como quema de rastrojos, que por cierto está prohibida a lo largo de este verano por ser extremadamente caluroso. Y también se destaca que el autor lo hace en solitario y se descartan las tramas organizadas.
Sin motivo aparente. En un 20% de los casos estudiados no se encuentra el motivo aparente por el que se produce el incendio; es casi el mismo porcentaje que en cuanto a las señaladas prácticas tradicionales. Entre éstos llamados sin motivo se encuentran un 7,2% atribuido a pirómanos, personas que tienen las facultades perturbadas por la presencia del fuego.
Los incendiarios estudiados, salvo en el caso de los pirómanos, no están a tratamiento médico de ámbito psicológico o psiquiátrico. Sólo uno de cada cinco tenía antecedentes policiales y el 67% nunca fueron sometidos a vigilancia policial. Además, el 36% están jubilados, el 61,5% no tienen estudios elementales, y en su mayoría están ocupados en labores del campo, agricultura y ganadería.
Entre las principales imprudencias detectadas como origen de los fuegos se encuentran las barbacoas campestres, las colillas mal apagadas, las pirotecnias, los tendidos electrificados, y la cercanía de vías férreas. Y en cuanto a las intencionalidades, van desde el ámbito del interés cinegético, hasta la búsqueda de cambiar el uso del suelo de un monte.
Impacto informativo. Al ser preguntado Carlos Varela por las críticas a la Xunta por la transparencia informativa de los incendios en este año ¿cuál debe ser el tratamiento?, respondió: "Es la política de la Xunta y no tengo que ver en su estrategia, pero en unas jornadas gallego-portuguesas, tras la crisis de 2006, los expertos opinaron que la visión en medios audiovisuales puede generar un efecto imitación de comportamiento; y por ello se decía que la información debe ser prudente pero sin minimizar los hechos".
Por otra parte, sobre la ola de calor de estos días, Varela advirtió que "siempre estaremos en períodos de crisis cuando hay altas temperaturas y lo pasaremos mal". "Trataremos de hacer una mejor prevención con este tipo de perfil, obtenido de personas potencialmente peligrosas, para saber a lo que nos enfrentamos", añadió.
Explicó asimismo, sobre el método de acción, que en primer término los agentes forestales son los que buscan las causas de cada fuego pero que, en cuanto se observa intencionalidad, pasa a manos de la Guardia Civil o Policía Autonómica. "Todos los conatos se investigan pero a veces la fuerza del viento, traslada a mucha distancia el foco originario", precisó.
Finalmente recordó que en Portugal los incendiarios cumplen sus penas durante el período estival en varios años, pero "esto no lo contempla el Código Penal de España", matizó.
EVOLUCIÓN DE DETENIDOS
Crisis de 2006. Los once días trágicos para los montes gallegos, del 4 a 14 de agosto de ese año provocaron un antes y un después en la persecución de los autores de los incendios forestales. Si en años anteriores, las detenciones fueron pocas, 47 en 2003 y 69 en 2004, los estíos calurosos, en muchas ocasiones por imprudencias, ocasionaron más fuegos y así en 2005 hubo 162; en 2006, un total de 176; y ante la alarma creada, en 2007 se llegó a las 200. En 2008 fueron 147; en 2009 sumaron 163, y en este año (en época baja), hasta el pasado 31 de julio, ya van 47.
PORCENTAJES
69%
Intencionados. El 68,8% de los 138 incendios analizados fueron intencionados, de ellos el 25,4% por imprudencias, y el 23,9% por prácticas tradicionales. En la mitad de los casos, un simple mechero fue el detonante de la ignición.
7%
Pirómanos. En el informe, la Fiscalía quiere distinguir al incendiario del pirómano. Éste último es una persona con trastornos a causa del fuego, y suma el 7,2% de los 207 autores de incendios registrados durante el período en el que se desarrolla el estudio.
11%
Autoría. En estos siniestros, el 11,6% de los que inician un fuego se denuncian a sí mismos. Forman parte de los que cometen una imprudencia, se dan cuenta del problema que van a causar y avisan a las Fuerzas de Seguridad.
