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Sostenibilidad de poblaciones salvajes
La materialización del concepto sostenibilidad (desarrollo de actividades humanas, de tal forma que el uso de los recursos y la propia naturaleza, por las generaciones actuales no comprometa su uso y disfrute por las venideras) parece convertirse en una utopía en lo relativo a las poblaciones de animales salvajes.
| Benito García · 1/3/2008
El hombre, responsable del desequilibrio existente como consecuencia de su propia actividad en los entornos naturales, se empecina en demostrar que sólo es capaz de favorecer los extremos: desaparición de especies (cuando las extermina o las abandona a su suerte) o superpoblación (cuando las “protege” sin tener en cuenta criterios de equilibrio).

Esta semana hemos sido testigos de la noticia, según la que buena parte del centro-sur de África ve como las poblaciones de elefantes han crecido de tal forma que están provocando muy serios desequilibrios del ecosistema (acacias, el legendario boabab demás vegetales desaparecen fruto de las necesidades alimenticias de los paquidermos, tras ellos otros herbívoros y con estos sus depredadores entran en situaciones críticas). La cuestión se reduce esa política de extremos, al que tan aficionado parece el ser humano. Primero tocó la acertada prohibición de la caza y el tráfico de marfil y protección de poblaciones de los años setenta, para tratar de recuperarlas hasta niveles acordes con la capacidad de carga de cada territorio; luego vino la discutible “exportación” de animales a otros territorios y parques nacionales. Hoy la superpoblación es la noticia en muchos de los Parques Nacionales de la región. Hoy, mientras lee este artículo, el gobierno de Sudáfrica inicia el sacrificio de miles paquidermos (sólo el parque Kruguer tiene 14.000 censados y sus gestores fijan en 7.400 la población máxima capaz de mantener este emblemático paraíso africano). La “política escaparate” en materia de conservación animal tiene estos riesgos, como consecuencia ahora
asistiremos a una carnicería, a un matanza de centenares de paquidermos. Será una matanza de familias enteras, nada selectiva por tanto. Será una matanza necesaria, eso sí, para evitar la desaparición de la vida vegetal y con ella la ruptura de la cadena alimenticia. Será una matanza a golpe de rifle automático de grueso calibre, manejado por los guardas, los mismos que hasta ayer los cuidaban con mimo y esmero. No es una mala lección a extraer por los europeos que, desde la distancia, aplaudimos todas y cada una de las medidas que se fueron adoptando desde finales de los sesenta. Pero también nos escandalizamos cuando en los ochenta se empezó a hablar de caza selectiva y movimientos pseudo-conservacionistas de la “vieja colonizadora” se manifestaban (eso sí en las cómodas calles europeas contra esa posibilidad). Es este un ejemplo para aplicarnos en casa en asuntos análogos: la necesidad de aplicar medidas correctoras y de protección a tiempo, pero también para suspender esas medidas cuando las poblaciones lleguen a niveles de superpoblación. Está pasando ya con aves como el cormorán común (en Asturias han emprendido un programa de reducción de poblaciones, mientras en Galicia se mantiene la protección a pesar de igualar o superar las tasas del Principado). Pasa con el zorro, podrá discutirse la forma de cazarlo y criticar los campeonatos cinegéticos, lo indiscutible son los datos de la facultad de veterinaria: en esos mismos campeonatos cada vez son mas viejos los animales y a pesar de las cacerías las capturas son similares año a año (eso aquí, que se caza con escopeta y perros, pero también en otras regiones en que se captura con jaula al estar considerado como alimaña). Ocurre con el jabalí o el corzo, sólo la caza controlada por la administración está permitiendo una regulación de poblaciones desorbitadas como consecuencia del abandono de las tierras de labor. Añádanle a esto la reiterada introducción de especies foráneas (especialmente piscícolas y plantas
ornamentales y de aprovechamiento forestal como el eucaliptos en mono cultivo) y tendrán el peor ejemplo de sostenibilidad.


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