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La fauna salvaje causa 214 accidentes en tres meses en vías de Lugo
Circular por la red viaria de la provincia se ha convertido en una odisea desde que comenzó la actual temporada de caza, el 20 de agosto. Tal es así, que en menos de tres meses se registraron 214 accidentes ocasionados por fauna salvaje, según datos de la Jefatura Provincial de Tráfico. La mayoría de esos siniestros los provocan jabalíes y corzos que invaden las vías y dejan a los conductores sin margen para la maniobra.
| · 13/11/2011
Especialmente críticas resultan las tardes de los domingos, cuando los equipos de atestados de la Guardia Civil de Tráfico deben aplicarse al máximo para llegar a todas las incidencias. Para hacerse una idea, en menos de una hora el domingo pasado levantaron una veintena de atestados en carreteras de los municipios de Pol, Lugo, Outeiro de Rei, O Valadouro, Monterroso, Portomarín, Taboada y Palas de Rei.

Ningún conductor está libre ya de la amenaza que suponen las especies cinegéticas, ni siquiera circulando por vías que se presumen más seguras. Esta semana, el vehículo oficial en el que el presidente de la Xunta regresaba de madrugada de un mítin en Verín arrolló a dos ejemplares de jabalí en plena AG-53, la autovía que enlaza Santiago y Ourense.

Los tramos de Ribadeo y Barreiros de la autovía del Cantábrico registraron 14 atropellos a jabalíes desde el mes de agosto. Los miembros del tecor de Ribadeo ya habían denunciado el incorrecto vallado del vial, al estimar que la valla estaba mal anclada. Fomento reconoció el problema y, aunque lo solucionó, los animales se las siguen ingeniando para acceder a la autovía con el consiguiente peligro para los usuarios.

Aunque no existe una explicación oficial a esta oleada de accidentes provocados por animales salvajes en la red viaria provincial, las miradas acusadoras apuntan hacia los cazadores. La teoría más respaldada da por hecho que los asustados jabalíes y corzos se desplazan hacia las zonas próximas a las carreteras, donde la ley prohíbe realizar disparos, para refugiarse de los cazadores. El colectivo, sin embargo, rechaza esa postura.

Para el presidente de la Federación de Caza de Lugo, Francisco López, esta teoría «non ten sentido», ya que gran parte de los accidentes se producen de noche «cando nós xa non estamos no monte». López va más allá y considera que los cazadores «non somos aquí o problema senón parte da solución», al frenar el crecimiento de la población de especies cinegéticas.

Sea como sea, Lugo se consolida como la primera provincia gallega en cuanto a siniestralidad con fauna silvestre. En 2010, las carreteras lucenses registraron un total de 918 siniestros de este tipo, la mayoría por la presencia de jabalíes y corzos. En toda Galicia los accidentes superaron los 2.000, lo que supone una media de cinco al día. Estadísticas de infarto que no mejorarán este año y que dejan a todos los conductores en una situación de vulnerabilidad.

Tres lucenses que vivieron en sus carnes este tipo de incidentes, relatan su experiencia.

JOSÉ LIS chocó contra dos jabalíes
«É moi inxusto que nos fagan responsables de todo aos condutores»

El chairego José Lis inició una peregrinación judicial para defender sus derechos tras sufrir un accidente provocado por la irrupción de animales en la vía. Todo ocurrió un martes, a última hora de la tarde. José conducía su vehículo por la carretera que une Feira do Monte con Muimenta cuando se encontró con una manada de al menos tres jabalíes en medio de la calzada. «Foi xusto antes dunha ponte. De repente atopeinos no medio da estrada e non puiden facer nada. Batín contra os dous últimos», relata.

El chairego no sufrió heridas pero el impacto contra los animales fue de tal intensidad que destrozó por completo la defensa, el radiador y el capó de su vehículo. «Menos mal que ía despacio, a uns 80 quilómetros por hora, aínda que a velocidade límite na zona é de 100. Se fose máis rápido, seguramente non estaría aquí para contalo», relata todavía estremeciéndose.

A partir de ahí comenzó su «verdadeiro calvario». La reparación del coche costó 6.000 euros, «moitos cartos para un traballador normal coma min», lamenta. Pero no tuvo más remedio que afrontar el pago. «É moi inxusto que nestes sinistros toda a responsabilidade recaia no conductor», lamenta, «eu denunciei todo, fun a xuízo e perdín. Apelei ó contencioso de Santiago e volvín perder».

Todavía indignado explica que finalmente tuvo que poner el dinero de su bolsillo. «Por riba do susto e os danos, tes que afrontar un varapau económico», denuncia.

MARÍA JOSÉ OTERO atropelló a un jabalí
«Defendo a natureza pero hai que tomar medidas e reducir estes sinistros»

La veterinaria María José Otero conoce bien la sensación de impotencia que se siente tras verse implicada en un accidente con fauna salvaje. La joven viajaba hacia Rábade cuando vio que el vehículo de delante hacía una maniobra «extraña». Ni siquiera tuvo tiempo a reaccionar cuando ya notó que «pasaba por enriba de algo de grande tamaño», explica.

Era de noche, la vía no estaba iluminada y no pudo ver de qué se trataba, aunque apreció el reguero de aceite que dejaba el otro vehículo. Tras bajar del coche, pudo comprobar que lo que había arrollado era un jabalí, que yacía muerto en mitad de la calzada. Los bajos de su coche estaban «desfeitos». Como veterinaria, dice, «son a primeira en defender a natureza, pero é lóxico que hai que tomar medidas para que estes sinistros non se produzan tan a miúdo».

JOSÉ PRADO. Un jabalí se le cruzó en una vía local
«Os sinais que alertan da presenza de animais na vía son unha axuda»

José Prado aún tiene el susto en el cuerpo. Un jabalí se cruzó en su camino cuando circulaba por la vía que va desde la iglesia de Pino hasta el lugar de Millarada, en Cospeito. Fue un jueves por la noche, y en la vía no hay señales que alerten de la posible presencia de animales en la carretera.

«Encontreino de súpeto e non reaccionei a tempo», recuerda, «aínda que pareza unha tontería, son importantes os sinais que avisan de animais soltos. É unha chamada de atención». «En cambio se unha vaca das miñas sae á vía, teño que pagar eu os danos».


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