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Caza «apache» en Galicia
Los indios de los bosques patrios también son avezados maestros de la caza con arco. Manejan tres tipos: recto o inglés, recurvo o tradicional (el de toda la vida) y de poleas, todo un amasijo de cuerdas, tensiones, ingeniería y grafito. Es el más usado. Uno bueno, 700 euros. Cada flecha, 10. Estas siguen igual, mantienen hasta las plumas de colores.
| Alfonso Andrade · 20/3/2012
El de poleas lo calibran por intervalos para disparar incluso a setenta metros de distancia. «De todas formas, lo bonito de esto es que hay que acercarse al menos hasta cuarenta metros sin ser descubierto», se entusiasma Jaime Villaverde, responsable de Cazarco (en Redondela), la única asociación específica de caza con arco de Galicia. Otras tres, más genéricas, incluyen esta disciplina.

Practican dos modalidades: caza al vuelo y recorrido de caza. La primera es la captura convencional en un coto, con las correspondientes licencias. Corzo, jabalí, perdiz, zorro o codorniz son presas habituales. Para aspirar a algo mayor, como un ciervo, hay que ir a Castilla.

No importa: es más complicado y audaz cazar un jabalí. «Van recubriendo su piel de tierra y resina hasta formar una costra muy dura. Es más fácil matar un ciervo», asegura Jaime. Hasta abril seguimos en veda, así que hay que conformarse con el recorrido de caza, pura competición. A lo largo del itinerario van apareciendo figuras de animales. No basta con apuntar bien, hay que saber si una especie está criando y es intocable. Los errores penalizan.

Ángel Alonso taladra un ciervo de plástico con un crujido seco que impacta. «Con un tiro certero, un raposo no da ni veinte pasos», certifica el arquero que tiene el mérito de cazar sin una pierna. «Tengo que estar muy rápido -ilustra- para apoyarme en la muleta antes de disparar». Lo más difícil, «darle a los pájaros». Su mayor orgullo es una frase recurrente en los concursos: «¡Cómo se defiende ese señor!».

La actividad es de las que enganchan: rastreo, emoción, naturaleza... Pero atención, aprendices de mezcaleros, que el asunto no es tan sencillo. Para tensar el arco hay que calentar bien la musculatura de los hombros, que «las roturas de fibras están a la orden del día», alerta Villaverde. Comprobamos la tensión del arco: en efecto, no hay quien lo mueva. Además, conviene saber lo que se compra, porque «se puede ser zurdo de visión y existen arcos específicos para ellos».

Algunos particulares contactan con los cazadores para que los ayuden a eliminar los jabalíes que destrozan sus propiedades. Es preciso un permiso especial de la Xunta. «Hay que apuntar a la caja torácica», advierte Ángel Villaverde, hermano de Jaime, que abunda sobre el error de dirigir la flecha a la cabeza: «Los huesos son muy duros y podría resbalar». Y eso que la punta, de acero, pincha como una aguja.

Dolores Bugarín ha sido medalla de bronce en el Campeonato de España de Recorrido de Caza con Arco los dos últimos años. «Es muy entretenido, pero nada fácil, hay muchas variables: animales en veda, tener que lanzar hacia arriba, desde muy lejos... Pero se lo recomiendo a todos».


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