El accidente tuvo lugar alrededor de las diez menos cuarto de la noche cuando, un kilómetro antes del final de la autovía en dirección Santiago, dos jabalíes cruzaron la calzada. El taxista pudo esquivar al primero, pero de repente un segundo animal irrumpió en el vial, resultando imposible poder evitar el impacto, que provocó la muerte inmediata del jabalí. En el momento del siniestro el taxista realizaba un servicio y transportaba a un cliente, aunque afortunadamente ninguno de los dos ocupantes sufrió ningún tipo de lesiones.
Mucho peor parado, sin embargo, salió el vehículo, que como consecuencia del fuerte impacto resultó con importantes daños materiales, especialmente en la parte delantera que, según relató el propio taxista a EL CORREO GALLEGO, quedó totalmente destrozada.
No obstante, Domingo subrayó, todavía preso de cierto nerviosismo, que si ninguno de los dos ocupantes del turismo sufrió daños se debió en gran medida a que en ese momento circulaban a poca velocidad, "aproximadamente a 90 kilómetros por hora", en una vía en la que la velocidad máxima asciende a 120 km/h, debido a que "estaba lloviendo bastante fuerte, sino las consecuencias podrían haber sido bien distintas".