Revista de Prensa


Las tierras del coto Val de Lemos acogieron la cuarta edición del campeonato de caza del zorro, prueba que organiza la asociación cinegética Val de Lemos que preside Manuel Casares.
X. R. Penoucos · 7/2/2010

En esa amplia extensión se desplegaron alrededor de 150 cazadores, incluidos los guías, repartidos en 12 cuadrillas que desde primera hora de la mañana decidieron no dar tregua a los raposos durante toda la jornada. El tiempo fue un aliado en esta ocasión, ya que a pesar de que se anunciaban fuertes aguaceros la mañana no fue tan pasada por agua como se temía.

Todos los participantes eran cazadores expertos y por eso el número de piezas que alcanzaron, catorce, puede considerarse como muy positivo. Hubo alguna captura más, pero no entraron en control. Con lo que ya no contaba tanto es que la resolución del campeonato resultara tan igualada, con tres cuadrillas que empataron en cabeza con el mismo número de piezas, 3. Al final hubo que recurrir a lanzar la moneda al aire y la fortuna sonrió a los integrantes de la cuadrilla de A Pobra do Brollón, que dieron rienda suelta a su alegría tras conocer que les había sonreído la suerte. Todos no podían ganar y por eso una vez concluido el campeonato los que no lograron el triunfo disfrutaron igual de la comida de confraternidad.

El restaurante Urdi, de Taboada, se transformó durante un día en un Casino al más puro estilo de Las Vegas para acoger la cuarta edición del torneo de dominó que organiza el Concello de Taboada con la colaboración de la la Asociación Recreativa y Cultural Chantada Corazón de Galicia que preside Ángel Corredoira . En esta ocasión fueron 40 las parejas llegadas desde distintos puntos de Galicia y de otras comunidades las que compitieron en un campeonato que en cada edición cuenta con más adeptos.

Hoy finalizamos hablando de mercados para decirles que en la última feria de Chantada ya salieron a la venta las primeras cepas de Valdeorras. Estos productos, tradicionales por estas fechas, se vendieron en la Praza do Mercado y la realidad es que los compradores las adquirieron con avidez, quizá por temor a quedarse sin ellas.