Revista de Prensa


Es un gran dispersador de millones de semillas a larga distancia, pero los cazadores creen que existe sobrepoblación
Investigadores comprobaron durante once años su consumo de serbal en O Courel y Os Ancares
Xavier Lombardero · 4/10/2010

El perseguido raposo está prestando un importante servicio a la naturaleza auxiliando a la dispersión de semillas de hasta 40 especies arbóreas. Investigadores de la Universidade de Santiago de Compostela han demostrado la relación mutualista entre uno de los árboles, el serbal, y los carnívoros que consumen sus frutos carnosos. Ignacio Munilla, desde el departamento de Botánica, y José Guitián, del de Biología Celular y Ecología, comprobaron que durante 11 años los frutos de los serbales han estado ininterrumpidamente en la dieta de zorros y martas.

De noche o por el día comen frutos caídos e incluso encaramándose al propio árbol, ayudando al avance del capudre (su nombre gallego) en Os Ancares, O Courel y la montaña leonesa. El zorro puede recorrer hasta siete kilómetros al día y el serbal llega por sus heces a matorrales o terrenos abandonados, donde prepara el camino para el bosque maduro. Además, se ha comprobado que en las montañas gallegas comen muchas moras, tejo, arándano, rosa silvestre, endrinos, peral silvestre e incluso especies cultivadas como los higos, uvas, cerezas, guindas, peras, manzanas, ciruelas...

«Los zorros gallegos comen de todo, en especial ratones, insectos, carroña, desperdicios procedentes de basureros, muchos frutos en el otoño, aves y muy pocos conejos. Lo que parece es que busca específicamente los frutos. No son simplemente una dieta de repuesto sino que los busca aunque haya otros alimentos. Son fáciles de consumir frente a presas que exigen caza, pero podría ser que tuviera necesidades de ingerir determinados componentes de los frutos», explica Guitián. Los frutos del capudre son muy ricos en taninos y vitamina C.

El zorro, como carnívoro más abundante, presta eficaz servicio al trasladar las semillas, y falta saber cómo le afecta la escasez de serbal algunos años. Son árboles sincrónicos: el año sin frutos, no los hay en ninguno. Se trata de un recurso habitual también para martas, garduñas, jinetas y tejones y que comen en grandes cantidades el jabalí, el oso (también come arándanos, castañas o bellotas) los ratones y aves, con las distintas especies de zorzal que hay en Galicia.

El zorro forma parte de la cadena trófica del campo gallego y en este contexto, Guitián asegura que «los campeonatos de caza del zorro me parecen patéticos. En cualquier caso, toda la caza de zorro debería de estar avalada por estudios bien hechos que demuestren claramente que hay una densidad muy elevada, o poca, o la que sea. Nadie ha demostrado en Galicia que haya sobreabundancia. Conejos o perdices no hay, pero por infinidad de razones que nada tienen que ver con el raposo».