Revista de Prensa


En el mes de febrero no había maíz y los daños del jabalí no tenían el nivel que alcanzan en estos momentos. En ese mes el propio conselleiro de Medio Rural presentaba un estudio de daños producidos por el jabalí en Galicia.
Pablo Viz · 15/5/2011

Considerando varios factores: avisos de daños que se producen por Concello y por kilómetro cuadrado, cumplimiento que hacen los tecores de sus compromisos de capturas, número de expedientes de ayuda y su cuantía, se agruparon los concellos por incidencia y se decide una estrategia adecuada al problema de cada grupo de concellos.

El estudio arrojó como resultado tres grupos de municipios definidos como Objetivo 1, 2 y 3. En el 1, que registra concellos con mayor incidencia de daños, en la zona no hay ninguno. En el segundo nivel, solo están los de Rodeiro y Dozón. En el 3 es donde está Lalín, junto con Agolada y Silleda. Incluso fuera de estos parámetros quedan Cruces, A Estrada, Forcarei y Cerdedo.

En los concellos que son objetivos 1 y 2 existe autorización inmediata sin comprobación de las acciones de caza por daños.

El mapa de incidencia sitúa a la Xunta ante el problema del jabalí y en ese mapa Lalín no está entre los municipios de atención prioritaria. Los ganaderos, a la vista de los datos, seguramente deberán replantearse el absentismo a la hora de denunciar los daños porque la Administración actuará en base a esas denuncias.

Primer reto, cambiar el mapa

Los ganaderos de Lalín tienen como primer reto a la hora de lograr variar el estado de situación de intensidad de daños que registran conseguir que la Administración ignore el mapa de incidencias recién publicado que, si se ajustaba a la realidad cuando se hizo (para los años 2007-2008 y 2009), algo que discuten muchos porque las denuncias no son indicativos reales, no se ajusta al estado actual de situación con la avalancha de ataques.

Sin denuncias no obstante, ni se puede cambiar el mapa ni se pueden reclamar soluciones. Todos los agentes sectoriales parecen volcados en encontrar soluciones en abrir los debates que conduzcan a poder ofrecer alternativas a los ganaderos.

Mientras, el único ajeno a todo es el propio jabalí que sigue a los suyo en las fincas ignorante de lo que puede avecinársele. Aunque, tampoco hay razones históricas para pensar que de todo este movimiento va a salir algo positivo.

Cuando salió el estudio apenas tuvo contestación agraria. Sí opinó la asociación de cazadores, Unitega, había criticado la metodología señalando que el sistema elegido no reflejaba la realidad y que se debió consultar a las sociedades de cazadores. Pedía que se reconsiderara.

El debate, no obstante, se va a parar porque cuando crezca el maíz, según dicen los ganaderos «haber quén para ó bicho».