Revista de Prensa


Las batidas por daños de jabalí en cultivos comienzan hoy en Lalín, con un tope de 6 cuadrillas o ganchos y 18 precintos para otros tantos animales abatidos durante el fin de semana. Las cuadrillas tendrán entre 10 y 30 cazadores y se reparten por las zonas del concello donde los destrozos en maíz, huerta y silos fueron más importantes.
Salomé Soutelo · 4/6/2011

Así, la primera cuadrilla ´peinará´ Gresande y Soutolongo; la segunda, Alperiz, Parada y Maceira; la tercera, Prado, Donramiro y Donsión; la cuarta, Palio, Fontecabalos, Sello y Erbo; la quinta, Goiás, A Veiga y Val do Boi; y, por último, la sexta se encarga de Abeleda, Nogueira, Doade y Catasós.

Los cazadores estarán acompañados por los ganaderos de cada zona, que les indicarán los puntos donde suelen ser más frecuentes las apariciones y los encames del puerco salvaje. Por ley, no se puede disparar a crías, madres ni hembras preñadas. La ley también marca que el número de refugios de fauna tiene que ocupar un 10% del terreno cinegético, a partir de un número concreto de hectáreas. Con estos datos, se antoja complicada la reducción de los refugios en los montes de Lalín que, además, deben permanecer cinco años acotados. Cada ejemplar abatido se someterá a un examen veterinario para comprobar si padece enfermedades como la triquinosis. Los cazadores, al igual que los agricultores, también piden a la Xunta que amplíe la temporada de caza mayor para que, en lugar de enero, cubra también febrero y marzo, puesto que la humedad deja más rastro del animal y favorece el trabajo de los perros.

Además, en esos meses el jabalí no está en época de cría, como sucede ahora. Desde la Sociedade de Caza de Lalín su secretario, Julio Mariño, apunta que los daños del jabalí afectan no solo a los cultivos de las explotaciones y de los vecinos, sino también a la caza menor, ya que este animal come tanto los huevos de perdiz como los gazapos. Por ello, reclama a la administración que habilite ayudas para que los cazadores puedan sembrar cultivos alternativos como centeno y trigo, que alimenten a esta fauna y la alejen así de las zonas cultivadas con maíz y huerta.

Para los cazadores, está claro que hay más opciones que el monte alto o los cultivos agrarios. Por ello, piden también que se realicen desbroces en dehesas y en otros refugios naturales de esta especie, un punto que ya están reivindicando los sindicatos agrarios.

La retirada de maleza urge para evitar no solo la propagación de incendios forestales, sino el progresivo acercamiento de estos animales a los núcleos de población.