Revista de Prensa


Pablo Viz · 6/7/2011

La Consellería de Medio Rural pasó de rositas por el problema del jabalí en Lalín. El edil de Actividade Agraria, Manuel Fernández, del PP, había iniciado una campaña hace un mes largo en defensa de los ganaderos afectados por los ataques del jabalí. Consiguió ser creíble en su batalla y en sus exigencias a la consellería para que no solo autorizase batidas sino que las autorizase en zonas refugio. Y, con las denuncias de los ganaderos, también canalizó que el municipio fuese considerado zona de riesgo de daños especial. Hasta salió en el DOG. Reinó la paz entre cazadores y ganaderos, se organizaron batidas y se abatieron varias decenas de ejemplares. El crecimiento del maíz y el rigor de los 30 grados mandó parar y aguardar a agosto. A Fernández no le tembló el pulso al reclamar ante los suyos (PP) en Santiago. Su intervención por ser PP frente a PP descolocó todo el patio agrario. Las demandas de Unións, habituales y sistemáticas, habían sido ignoradas también sistemáticamente. Y Unións vio, analizó la jugada, respaldó el movimiento institución-ganaderos-cazadores y aguardó a que se sofocara la urgencia de sacar a los jabalíes de varias zonas de cultivo. Superado ese trámite todos miran a agosto, cuando el jabalí quiera volver al maíz a comer espigas tiernas. Y para esa fecha trabaja Unións Agrarias en sus planteamientos de reclamación de medias estructurales y de reclamación de pago de indemnizaciones comprometidas. Román Santalla no quiere que la consellería salga de rositas. Las mociones remitidas a los concellos para que el PP local reclame al PP autonómico son pura estrategia. Es activar el jabalí «político». Santalla sitúa en otra dimensión el plan del edil Manuel Fernández. ¿Reclamará el PP dezano acciones y dinero a la Xunta contra el jabalí? El jabalí político está empezando a escarbar en la leira del PP y va a coger protagonismo.