Revista de Prensa


El calor marcó el inicio de la temporada de caza, con capturas aunque laboriosas
Cristina G. Moaña · 17/10/2011

Más de 400 cazadores estrenaron ayer la temporada en los montes de O Morrazo en donde la principal presa es el conejo, que aunque "escondido" por las atípicas altas temperaturas de este otoño y castigado por la persistente peste, se dejó rastrear. Muchos de los profesionales lograron llevarse las dos piezas de máximo que les permite la normativa, aunque les llevó media mañana y media tarde, como asegura Alberto Fontanes, que ayer cazó en el Tecor del Morrazo, en la zona de Chan de Aqruiña, en Moaña. El fracaso de la vacuna contra la peste tiene desanimados a los cazadores.

Alberto Fontanes tenía ayer otra llamada más importante que la de su negocio, la discoteca "Xanela". Como todos los otoños por estas fechas, la cita era en el monte con los compañeros cazadores para estrenar una nueva temporada de caza que permanecerá abierta hasta el 6 de enero y que sigue teniendo como días hábiles los domingos, festivos y jueves.

Como desde hace diez años, este cazador, natural de Seixo, recorrió los montes de Moaña, que ya desde hace un tiempo forman un único Tecor (Territorio cinegéticamente ordenado) con los montes de Marín. Es el Tecor del Morrazo, que con 4.300 hectáreas y 200 socios es el espacio más grande para la caza en una comarca en donde puede haber más de 400 aficionados que se reparten por los tres cotos: Morrazo, Cangas (incluye O Hío) y Bueu, con 2.700 hectáreas y 101 socios. El conejo es la principal presa a abatir en O Morrazo, aunque la peste merma, año a año, la población y la única solución que tienen hoy en día las asociaciones es la repoblación. El Tecor de O Morrazo repobló su territorio con 600 conejos entre los meses de marzo y abril, según su presidente, el marinense Manuel Piñeiro.

Será por las repoblaciones, que Fontanes se mostraba ayer bastante satisfecho de la jornada, consiguiendo las dos piezas que permite por cazador al día la normativa, aunque dice que para ello "eché media mañana y media tarde". De todas formas, reconoce, como el resto de cazadores que se encontraban en los caminos, que las altas temperaturas mantuvieron sin salir a los conejos: "Prefieren la noche para dejar sus madrigueras y alimentarse".

En el sector hay desilusión por el fracaso de los trabajos de investigación para sacar adelante una vacuna contra la peste vírica que tanta mortandad causa en los conejos (neumonía vírica y la mixomatosis) y en los que las asociaciones de cazadores han invertido mucho dinero y tiempo. Así lo asegura el presidente del Tecor de Bueu, José Pérez, que aunque ayer no pudo salir al monte, se lamentaba de este fracaso después de 10 años luchando: "Las asociaciones fuimos financiado los trabajos de investigación que realizaba la Universidad de Zaragoza a través de los seguros, que incluían 50 céntimos para este trabajo".

José Pérez asegura que las pruebas en el laboratorio parecía que daban buenos resultados, pero luego en el campo fracasaron. Desde la Federación Gallega de Caza se pide un cambio en la gestión del conejo y propiciar que el animal se haga inmune dejándole en las primeras ocho semanas de vida que entre en contacto con el virus para hacerle frente por sí mismo.

La jornada de ayer también fue de alerta para los cazadores por la otra "plaga" a la que se enfrentan con el inicio de la temporada. Y es la de los cebos envenenados que por motivos de conflictos de lindes o por cuestiones ecologistas, no se sabe, aparecen todos los años y con los que mueren muchos perros. Nada se supo de quien colocó el veneno que mató hasta una docena de perros en Cotorredondo, en el inicio de la temporada de 2007.