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Una ´animalada´ de accidentes
Los únicos depredadores que tienen en la comunidad gallega animales como el corzo o los jabalíes -los que provocan más accidentes en la red viaria de la comunidad-, son los cazadores... y los coches. Pero los vehículos, sobre todo los de cuatro ruedas, no hacen distinciones entre fauna silvestre y doméstica, por eso perros y gatos también sucumben a su paso.
| C. Villar / P. Pérez · 29/4/2013
El número de accidentes viarios en los que está implicada la fauna es tan elevado en Galicia que solo Castilla y León la supera en el ranking. Y, si se tiene en cuenta la superficie de su territorio, la comunidad gallega estaría por delante.

Ni siquiera las vallas que supuestamente deben proteger a autovías y autopistas son capaces de mantenerles a raya, como demostró el accidente que el propio presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, sufrió a finales de 2011 en la AP-53 -que une Santiago y Ourense-. En su caso por partida doble, ya que fueron dos jabalíes -una madre y su cría- los que irrumpieron por sorpresa en la vía a la altura de Piñor cuando regresaba de un mitin de campaña en Verín. Aunque no hubo ningún daño personal que lamentar, el coche no se libró de tener que hacer una visita al taller.

En general, las estadísticas demuestran que los incidentes con víctimas son minoritarios en este tipo de siniestros. No obstante, se producen, y aunque, por lo general, como afirman desde Tráfico de la Guardia Civil, no hay que lamentar muertos, sí acaban con heridos, que pueden ser graves. Así ocurrió, por ejemplo, el año pasado, cuando 117 personas tuvieron que requerir atención sanitaria por siniestros similares.

Los accidentes con fauna son tan habituales en las carreteras gallegas que se producen una media de 2,6 cada día. De hecho, entre el año 2006 y el pasado, se produjo un incremento del 48% en el número de partes que implicaron un animal. Tanto, que Galicia se consolidó, una vez más, en los puestos de cabeza en España con esta problemática, al ser solo superada por Castilla y León.

Aunque lo cierto es que la cifra de atropellos a animales se redujo entre 2011 y 2012, al pasar de 1.106 a 985, la tendencia en los últimos años es a que los vehículos se las tengan que ver, cada vez más, con imprevistos como este. Y no parece que haya solución. Al menos vistas las circunstancias que provocan estos contratiempos.

¿Qué se puede hacer para evitar estas desgracias a las que los conductores no suelen poder hacer frente porque los animales suelen invadir la vía de modo sorpresivo? Para el teniente coronel Xosé Hermida, de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en Galicia, casi nada, ya que cree que "el problema es inevitable". "No se le pueden poner puertas al campo", alega, "porque habría que vallar todas las vías y eso no es factible desde el punto de vista práctico; no solo por su coste, sino porque habría que habilitar pasos subterráneos para los animales", explica.

Cuando se trata de especies cinegéticas, la Administración titular de la carretera debe señalizar adecuadamente la zona. Solo si esto se incumple, se pueden reclamar los daños. Si se trata de una vía rápida, autopista o autovía, los responsables serán la Administración o la concesionaria que tenga adjudicada la gestión de esa infraestructura.

El otro grupo que tiene que responder cuando se trata de siniestros con fauna salvaje son los cazadores. La norma establece que deben asumir las costas cuando el accidente ha sido consecuencia de una batida o por la falta de diligencia en el aislamiento del tecor.

Aunque desde la Guardia Civil perciben que los siniestros se elevan en la época en la que se producen las batidas de caza, los cazadores se quejan de que les endosan un contratiempo que no es solo suyo. El presidente de la Federación Galega de Caza, Javier Nogueira, cree que el incremento de estos percances es "un problema más social que cinegético" y defiende que su colectivo es "la solución" o, como mínimo, "un factor corrector o minimizador". Para ilustrarlo invita a imaginar los 15.000 jabalíes que cazaron en 2012 en la carretera: "Si no existiéramos, el crecimiento exponencial de algunas especies volvería inviable la circulación en Galicia o, como poco, dificultosa", señala.

"Somos la solución y no el problema", reitera, para advertir a continuación que los seguros pueden "incluso acabar con la caza". "Las indemnizaciones pueden acabar con los tecores, en la mayoría regentados por sociedades de caza sin ánimo de lucro", añade. "Es muy fácil atribuirles la responsabilidad a los tecores, a los que a veces se les notifican los siniestros un año después", lamenta. Sí concuerda en que cuando las circunstancias se produzcan porque una batida ha llevado al animal a la carretera ellos son responsables, y aspiran a que sea este el supuesto que incluya la futura norma gallega. Porque la actual, afirma, "nos deja indefensos" al establecer la "falta de diligencia" de los tecores como causa de indemnización.

Nogueira explica que en Europa, como regla general -aquí algunas compañías lo contemplan- es el seguro del coche el que cubre estos percances. "Por cinco o seis euros más, calculamos, se solventaría el problema porque el seguro cubriría la contingencia", señala


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