La muerte, en verano, de varios jabalíes a manos de cazadores de Cangas en el área de Massó no ha sido suficiente para frenar su proliferación ni las denuncias de vecinos y transeúntes que ven afectadas sus cosechas o se han encontrado con ejemplares en sus paseos por la zona. Algunas quejas se han tramitado a través de la sociedad de caza, cuyos miembros han gestionado ante la Consellería de Medio Rural la autorización de nuevas "esperas" o batidas selectivas de jabalíes, generalmente madres en edad de reproducirse. El Concello dice desconocer "oficialmente" las fechas de las próximas cacerías, al igual que el concejal Nardo Faro Lagoa, que también es cazador y conoce de la existencia de estas prácticas que otros ciudadanos rechazan.

En el entorno periurbano de Cangas se han realizado en los últimos meses al menos dos campañas para abatir jabalíes, que merodean asiduamente incluso por los núcleos poblados (también es frecuente ver piaras de jabatos, ya sin sus madres, al caer la tarde), con el consiguiente susto para los viandantes y peligro para la circulación. El último accidente con un jabalí implicado se produjo el jueves por la tarde en el acceso al Corredor do Morrazo entre A Rúa y Ameixoada, cuando un ejemplar se cruzó en la vía y embistió contra una motocicleta cuyo piloto resultó herido y fue trasladado a un hospital de Vigo.

En las anteriores esperas nocturnas autorizadas por la Xunta para abatir estos animales en el área de Massó y controlar su "superpoblación" participaron al menos seis escopetas. La Policía Local está al corriente, aunque de la vigilancia se encarga la Guardia Civil. La medida no satisface a algunos vecinos que advierten del riesgo de ser alcanzados por algún disparo.