-¿De dónde le viene a usted la afición a la caza?
-Mi padre es cazador y amante de los perros. Desde siempre hemos tenido canes de caza en casa. O tienes a alguien que te lo inculca un poco o, sino, esto no te sale.

-Creo que su padre es un mito dentro de este mundo.
-Sí, fue campeón del mundo en la modalidad de San Huberto pero esto no es algo que salga en las noticias. De hecho, se disputó el torneo en Italia y cuando volvió no había nadie en el aeropuerto esperando para pedirle un autógrafo (risas).

-¿Se comen lo que cazan?
-Sí, siempre. Nuestro congelador está lleno de perdices y liebres. Se guarda toda la caza de temporada en temporada.

-Lo que pasa es que las piezas no aparecen de repente como en la carnicería. ¿A quién le toca la incómoda labor de desplumar perdices y despellejar liebres? -Casi siempre lo hace mi padre pero bueno, mi madre le ayuda. Con las liebres se acaba antes.

-¿Le parecen suficientes las medidas de seguridad con dos cazadores muertos y dos heridos en lo que va de temporada?
-Lo que hace falta es más precaución y conciencia para que se cumplan todas las normas. Es imprescindible el uso del chaleco, no te puedes mover del sitio, hay que utilizar el seguro de la escopeta, no disparar a ciegas...

-Casi todos los cazadores se declaran firmes defensores de la naturaleza pero sus principales detractores son los ecologistas. ¿Cómo se explica esto?
-Entiendo que parezca una incongruencia. Cuando empecé, a mí no me gustaba tener que matar la caza. Pero cuando ves el trabajo de los perros, parece que si no llegas hasta el final, no tiene sentido para ellos.

-Hay colectivos contrarios al uso de perros en la caza.
-Para muchos el perro es una herramienta de trabajo pero todos los cazadores que conozco quieren a sus animales y los tratan bien. De hecho, hay alguno que le tiene más cariño a su perro que a su parienta (risas).

-Pero el abandono existe...
-Hay gente muy salvaje pero yo no conozco a ningún cazador que abandone a sus perros.

-¿Y los animales no acaban con las patas destrozadas?
-A veces se abusa un poco y el propio perro no es capaz de dosificarse. Por eso hay que entrenarlo durante todo el año.