Es indiscutible. La apertura de la temporada de caza menor se vive de manera muy diferente como presidente de la Federación Gallega que como un simple aficionado. Antes, la preocupación era constante. Estar atento a todos los detalles, que no hubiera ningún accidente, que saliera a la perfección, en definitiva. Y también, ofrecer toda la información posible a los medios de comunicación que me preguntaban. Ahora, soy un aficionado más, un cazador que disfruta de salir una jornada con sus amigos, la cuadrilla de siempre. Eso sí, tengo que decir que mi pasión es sobre todo la caza mayor. Además, la edad atenúa la intensidad con la que se vive todo. El esperar a la suerte, si hay un buen día. Pero por deformación de mis años al frente de la Federación, sigo muy pendiente a todo.

Preparar una jornada de caza tiene unos hábitos, un ritual, que lo convierten en especial. Cargas el walki el día antes, el bocadillo, preparas el equipo, la escopeta... Yo vivo en Santiago, y cuando salgo a cazar voy hasta la zona de A Fonsagrada, en Lugo. Es un tiempo para la amistad, para el compañerismo. Disfruto de la compañía de la gente, de mis amigos de toda la vida vinculados a la caza. Y, sobre todo, ahora disfruto de los perros, ver cómo trabajan. Aunque yo ya no tengo, lo veo por mis compañeros: todo el trabajo que hay detrás de un adiestramiento. Porque contar con un buen perro requiere muchas horas, además de una condición ideal de partida, y supone más del cincuenta por ciento del éxito de una jornada de caza.

Por lo que me va contando la gente para esta temporada, hay diferencias entres las distintas zonas de Galicia. Creo que en Lugo crio bien la perdiz, y espero que haya suerte con las capturas. Pero para este primer día, si tengo que pedir algo, al margen de que la gente disfrute de la naturaleza, es prudencia. La caza es una actividad segura, pero tenemos que recordar que llevamos un arma en nuestras manos. Hay que actuar siempre con la máxima precaución y sentido común; no tirar nunca si no se ve la pieza completamente. Hay que volver satisfechos, pero volver todos.