El pasado día 6 remató la temporada de caza menor. Los peores augurios del inicio de la campaña se cumplieron y, en general, resultó una de las peores que se recuerdan en los últimos años, debido a la peste que provocó la mortandad de los conejos. Aunque sociedades y tecores han respetado el período de cacería, en muchos casos los deportistas se limitaron a subir al monte con los perros, pero sin escopeta.

Los socios del Tecor Farelo sacrificaron unos 700 conejos, la mitad de lo habitual en un año sin enfermedades. "El tiempo tampoco ayudó", señala su presidente, José Manuel Blanco. Mucha lluvia sin apenas heladas impidieron que los animales saliesen de las madrigueras y, también por eso, la mayoría de las piezas abatidas eran machos. "La temporada en el caso de la perdiz fue bastante buena, pero en el del conejo, regular tirando a baja", explica el responsable de la Sociedade de Caza de Lalín, José Luis Gil. Los practicantes de caza menor se centran ahora en la captura de la arcea, una especie migratoria con bastante presencia en la zona. Por el contrario. En Dozón la mortandad de conejo fue menor de la esperada, aunque alta y en Vila de Cruces se avistaron también muchos menos ejemplares que otros años.

Cupos de jabalí agotados

En el extremo opuesto en cuanto a resultados está la caza mayor. Las sociedades de Lalín y Vila de Cruces han agotado sus cupos de captura de jabalí y han solicitado una ampliación. En el resto de los casos están a punto de hacerlo, a falta de un mes para cerrar la campaña.