Aunque los cazadores de la zona coinciden en que las poblaciones de jabalíes se están viendo mermadas por efecto de la caza intensiva y de las numerosas batidas de los últimos años, consideran que existe población suficiente para cubrir de sobra los cupos existentes.

Lo que sí parece es que las liebres si se encontrarán con cierta facilidad, lo mismo que los zorros. En lo que sí hay diferencias será en las perdices. Y es que en el caso de esta ave, las opiniones difieren por barrios.

En Lalín, José Luis Gil, augura una buena temporada, auspiciada por las acciones de repoblación llevadas a cabo. Recuerda que soltaron 1.100 perdices, que se añadieron, dice, a las que quedaron en el monte y sobrevivieron a la temporada. Considera que las acciones realizadas dieron buen resultado y las aves criaron en varias zonas del coto.

En Silleda, Jesús Pérez Caramés explica que se soltaron 150 perdices durante el verano que «estamos alimentándoas, aínda móvense pola zona e foron ben, están adaptadas». En cuando al jabalí consideran que la población se mantiene más o menos igual. Lo que sí aseguran, al igual que en Forcarei y en otras zonas de las dos comarcas que, «vense moitos corzos». Pérez Caramés subraya la ventaja de que este año, al igual que pasó en otras zonas, se libró de los incendios, lo que facilitó la cría a los animales. En el caso de la perdiz indica que «desbrozamos todo o monte e fumos coa xente para que nos fora aconsellando, porque é algo que de cara a cría é fundamental para mellorarlle o hábitat». Miguel de la Calle considera que en A Estrada hay este año menos jabalí y que la población de zorro se mantiene. En cuanto a las aves confía en la entrada de torcaces, al igual que el año pasado.

En Cruces, Carlos Vilán, indica que «de perdiz botamos 400» y cuentan que de corzo y de jabalí la temporada vaya bastante bien. A la vez que destaca la existencia de algo de lobo en el monte.

La falta de incendios es algo de lo que se alegran especialmente las directivas de los cotos de la zona. En Dozón algunas imputaciones realizadas unidas a un verano lluvioso contribuyeron a alejar el fantasma de las llamas de los montes. En Agolada en cambio cuentan con buen censo de perdices.