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Escopetas pero ninguna ayuda económica contra ataques de jabalí

Los ganaderos pueden pedir colaboración de cazodores, pero no solicitar compensación

| Xosé María Palacios · 14/6/2016

Con la cosecha de maíz en marcha, las preocupaciones de los ganaderos se orientan al cielo, esperando que unas imprevistas circunstancias meteorológicas no la estropeen, y al entorno de la finca, de donde pueden proceder animales que la dañen. Los ataques de fauna salvaje son frecuentes, y para atenuar los daños, en la práctica, solo hay una opción, consistente en lograr colaboración de los cazadores. Las ayudas económicas por compensación de daños no se conceden desde finales de la pasada década.

Ante los daños causados en una finca, el propietario puede lograr que el tecor de la zona donde está situada la parcela acabe actuando. La colaboración se consigue pidiéndola directamente a la directiva del tecor, contactando con una organización agraria o dirigiéndose a la administración autonómica. La consecuencia es la misma, la actuación de cazadores en la zona en la que los animales destrozan las fincas.

Las acciones que los cazadores pueden efectuar para atajar la presencia de los animales son cuatro. Pueden ir con perros, llevándolos atados con correas, como una manera de ahuyentarlos; pueden ir con los animales sueltos, lo que equivale a una batida sin armas; pueden realizar una espera, en la que se llevan escopetas aunque sin moverse por una zona, y pueden protagonizar una batida, en la que ya se actúa en campo abierto.

Esas cuatro posibilidades se manejan desde hace años, y ya se han mantenido contactos para que en este 2016 se repita ese sistema, como explicó ayer Jacobo Feijoo, responsable de Desenvolvemento Rural de Unións Agrarias (UU.AA.). En cambio, las compensaciones por daños de fauna salvaje llevan años sin concederse.

 Demanda judicial

Hay también otra posibilidad, más teórica que efectiva, para los que hayan sufrido esos daños en sus terrenos. Puede presentarse una demanda judicial contra el tecor de la zona, lo que puede derivar en una sentencia que obligue a la sociedad de caza al pago de una cantidad como indemnización. Sin embargo, ese supuesto puede abocar al tecor a la desaparición.

Feijoo explica que situaciones de ese tipo, que ya se han dado en diversos lugares de España, pueden suponer el pago de una indemnización de varios miles de euros, inasumibles para los tecores. Esas entidades suelen disponer de seguros de responsabilidad civil, pero no para daños agrarios.

Ante la imposibilidad de afrontar un desembolso de esa cuantía, a un tecor no le quedaría, en la práctica, más opción que plantear su disolución. Pero esa medida, razona Feijoo, sería incluso contraproducente para los que presentaron la demanda, puesto que así se quedarían sin una entidad autorizada para realizar batidas o esperas contra la fauna salvaje.

 Denuncias en estudio

Hace años, tras una temporada de ataques en fincas de maíz que en algunos casos están próximas a viviendas, vecinos de parroquias del sur de Vilalba, en donde esos daños suelen ser habituales, llegaron a estudiar la presentación de una denuncia ante la Guardia Civil. Sin embargo, no se concretó finalmente esa decisión ante las dudas sobre si eficacia real.



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