A estas alturas prácticamente ninguno agotó el cupo que le concedió la consellería, aunque casi todos los consultados son optimistas y esperan hacerlo en las pocas semanas que quedan. La marca más reciente la tiene una cuadrilla del Tecor Triacastela, uno de los dos existentes en el municipio, que cazó seis ejemplares en una misma sesión hace dos semanas.

Este coto, con una extensión de 7.000 hectáreas y 60 socios, lleva 18 jabalíes cazados, si bien un tercio fueron en la única jornada considerada excepcional. En otras temporadas por estas fechas llevaban alrededor de 30 y remataron alguna con cerca de 40 ejemplares, cifra de la que se quedarán lejos.

El de Paraño, que abarca 2.400 hectáreas de varias parroquias próximas a Guntín, tiene 40 socios y en la presente temporada solamente consiguieron cobrar tres piezas. Según matiza su presidente, Darío de Castro, probablemente abatieron seis o siete, pero los restantes se escaparon y los cazadores no permiten que los perros los sigan porque pueden recorrer largas distancias heridos.

El Tecor A Ulloa, que abarca básicamente los municipios de Palas de Rei y Monterroso, está a cuatro ejemplares de cubrir el cupo, fijado en 25, número que su presidente, Fernando Rois, espera alcanzar a finales de enero. Constató que hay muchos jabalíes pero las lluvias dificultaron su caza en diversas épocas de la presente temporada.

Según explican los aficionados de estos cotos, en las jornadas lluviosas el agua borra el rastro y los perros no los pueden detectar. Las temperaturas altas, que también fueron otra característica de parte de la campaña, cambian los hábitos de los animales, que permanecen más tiempo en las zonas altas, beneficiando a los tecores de los municipios montañosos y reduciendo su presencia en los más bajos.