Las alertas se encendieron a primeros del mes de septiembre, cuando los efectivos del instituto armado realizaron un servicio habitual en la demarcación del terreno cinegéticamente ordenado (Tecor) del municipio y se encontraron con 36 lazos de acero, colocados en distintas zonas y utilizados habitualmente para la caza mayor, aunque totalmente prohibidos.

Con la intención de localizar al propietario de las piezas ilegales, los agentes decidieron no retirar los artilugios en ese momento, sino que montaron un dispositivo de apostadero destinado a localizarlo y detenerlo en el momento en el que acudiera a recoger sus presas. Eso sí, hasta ahora no se ha identificado a ningún sospechoso -es posible que se hubiera percatado de la presencia policial-, por lo que en la mañana del domingo las autoridades decidieron retirar los lazos, para evitar que pudiesen causar la muerte de animales.

En todo caso, la utilización de técnicas ilegales de caza en el coto de Amoeiro sigue bajo investigación por parte de los agentes del Seprona, que sospechan que los lazos podrían haber sido colocados para la caza de jabalí. Pese a que es una práctica ilegal, no son extraños los casos de agricultores o cazadores que los colocan para luchar contra las plagas de estos animales.

Cazadores furtivos

También son utilizados en muchas ocasiones por cazadores furtivos, que pretenderían de este modo saltarse la normativa vigente respecto a la caza mayor y, concretamente, a la caza del jabalí, sujeta actualmente a un estricto control por parte de las autoridades de la Consellería do Medio Rural.

Dado que todavía no ha dado comienzo la temporada oficial de caza, los agentes intensificarán a lo largo de las próximas semanas las labores de vigilancia sobre la zona, tratando de evitar que se registren nuevos episodios de este tipo, ya que representan un riesgo importante para la vida de todos los animales que habitan en los cotos cinegéticos. Los lazos pueden capturar cualquier tipo de animal y su resistencia los convierte en una trampa mortal para muchos.

Fuentes de la investigación apuntan a que no es habitual que se localice una cantidad tan importante de elementos de este tipo en una misma zona, por lo que se ha contactado ya con los responsables del coto para intentar localizar a quienes se están dedicando a estas prácticas ilícitas, que están severamente castigadas.