Respecto a la superficie afectada, la jueza se decantó por la estimación realizada por la perito que visitó la zona inmediatamente después de los hechos, de tal manera que el cálculo de la indemnización se realizó sobre una extensión de 35.163 metros cuadrados, repartidos entre las fincas Lavandeira, Carballal, debaixo do silo de Manolo, detrás do campo de fútbol y Sequeiro, todas ubicadas en la zona del Tecor San Fernando, en Trabada, así como la de A Granda, situada en Ribadeo, en el Tecor de O Faisán. Para valorar los daños, evitando un enriquecimiento injusto por parte de alguno de los litigantes, tomó como base los 0,12 euros por metro cuadrado que establece la Xunta en estos casos.

Los hechos ocurrieron en junio y octubre de 2010

En la sentencia se desestimaron la mayor parte de las alegaciones de los representantes legales de los dos tecor. Así, la juez estima pertinente la reclamación a pesar de que una parte de los afectados no son propietarios de las fincas, sino que las llevan en arriendo (la sociedad explota 27 hectáreas a maíz); tampoco aceptó la falta de legitimidad argumentada por los Tecor, quienes aludieron a que los daños no fueron causados por la acción directa de la caza.

Y ya entrando en el fondo del asunto, se rechazó la pretensión de los Tecor, de que los daños fueron causados por escorrentías y, a la hora de exigir responsabilidades, a pesar de que la mayor parte de los terrenos dañados estaban en la demarcación de uno de los Tecor, se consideró que la responsabilidad era solidaria y conjunta puesto que los animales deambulaban libremente y tenían allí su hábitat.

Y si bien los Tecor argumentaron que cumplían el plan de ordenación cinegética previsto por la Xunta, la juez consideró que no fueron diligentes a la hora de controlar a los animales (pastores mecánicos repelentes, etc.) para evitar los daños.