Los jabalíes abatidos el pasado fin de semana en el coto de Meaño durante la operación realizada por las sociedades de caza de Meaño y A Lanzada deberán de ser analizados por el veterinario antes de poder ser consumidos. Este es un trámite que siempre se lleva a cabo en estos casos y que, hasta el momento, siempre ha dado negativo en el hallazgo de parásitos o infecciones en su carne. Hasta el pasado año, además de los análisis que ambas tecores encargan al veterinario de Portonovo, los técnicos de Medio Rural realizaban los suyos propios estudiando muestras de sangre facilitadas por los cazadores autorizados por la Xunta.

En 2011, sin embargo, estas pruebas se han suprimido y solo se analizan porciones de carne que, por ejemplo en este reciente caso, la Tecor de Meaño ya ha enviado al laboratorio de Portonovo para que determine la salubridad de los alimentos antes de poder ser disfrutados por los beneficiarios de las capturas.

Cabe recordar que la carne se reparte entre los agricultores a los que los jabalíes causaron daños en sus fincas (necesitan demostrar que así fue ante la Xunta para que autorice las batidas) y los propios cazadores, que organizan fiestas al final de cada temporada de batidas en las que se llegan a reunir más de 80 personas.

El presidente de la Tecor "Corazón do Salnés" de Meaño, Rafael Otero, asegura que "la carne puede pasar hasta seis u ocho meses en el congelador sin ningún problema", aunque lo normal es que se reparta poco después de que reciban el visto bueno del veterinario entre los afectados por los daños de los jabalíes.

"Ya no es lo que se comen, es que arrancan las raíces y lo destrozan todo", argumenta Otero, que asegura que estos animales llegan a ser una auténtica amenaza, especialmente "en los viñedos jóvenes de dos o tres años", ya que atacan directamente a las bases de las parras.

Otras amenazas

El presidente de la sociedad autorizada de cazadores no duda en calificar al jabalí como la principal amenaza de los cultivos de O Salnés, si bien explica que también los zorros llegan a ser muy perjudiciales en momentos más determinados.

Un ejemplo fue el pasado año, cuando tuvieron que organizar "dos o tres batidas" para cazar a unos cánidos que entraron en varios gallineros y dieron muerte a más de una veintena de aves de corral. "En dos días cazamos 7 y 8 zorros, respectivamente. Nos sorprendió saber que había tantos, no nos lo esperábamos. pero su población es mucho menor que la de los jabalíes y sus ataques son poco frecuentes".